Queridos sacerdotes, queridas comunidades parroquiales:
Cuando se va a cumplir un año de mi llegada a la Diócesis para ser
vuestro obispo, lo que siento en estos momentos es una profunda acción
de gracias al Señor por estar entre vosotros. No quiero hacer ninguna
valoración de este tiempo, porque, como muy bien sabéis, el único capaz
de hacer valoraciones espirituales y pastorales sin equivocarse es
Jesucristo, el Buen Pastor. Pero sí puedo decir que me he afanado por
conocer esta bendita tierra del Santo Reino, y he puesto todo mi empeño
en participar con vosotros en convocatorias, encuentros, celebraciones,
etc. Todo esto me está permitiendo tener un contacto humano, espiritual y
pastoral, para conocer, la geografía giennense y, sobre todo, a muchas
personas y realidades de nuestro contexto social y religioso. Es verdad
que aún me queda mucho por conocer, pero todo se “andará”, y nunca mejor
dicho.
En todos mis contactos he procurado mirar a fondo, para
hacerme una idea exacta de cuanto iba descubriendo. Os puedo decir que
siempre he procurado que fuera una mirada benévola como la del Señor. Y
para lo que no me pareciera tan bien, espero que el Señor me permita ir
dando los pasos que haya que dar en lo que necesite alguna intervención
del Obispo. Este año me tocaba ponerme al frente de la vida de la
diócesis y he procurado que nada rebajara mi ritmo de trabajo: han sido
muchas las realidades que han sido animadas, y otras han seguido su
ritmo por sí mismas, lo que significa que he venido a una Iglesia en
marcha, en la que cada cual sabe lo que tiene que hacer.
Ha
habido, a lo largo de todo este año, una tarea en la vida de nuestra
Diócesis a la que había que animar a los más posibles, y que se ha ido
realizando por muchos, según el plan previsto, en un laborioso y fecundo
trabajo en grupos de reflexión, que se formaron en arciprestazgos y
parroquias. Me refiero a la propuesta que nos hizo nuestro Plan
Pastoral, que tiene por título “En camino hacia el sueño misionero de
llegar a todos”. En una carta que os escribí con el mismo título, os di
las claves para situarnos en lo que se nos pedía, y en una segunda
publicación se nos dieron las pautas para un trabajo en común, en el que
hacer aportaciones para la reforma espiritual y pastoral de la vida de
la Iglesia Diocesana.
Me consta que sois muchos los que habéis
participado y, por tanto, los que estáis en disposición de responder con
creatividad pastoral a la consulta que se nos hacía. Vamos hacia un
proyecto Pastoral Diocesano, pero queremos que sea el proyecto de todos.
De vuestro trabajo constante, fruto de una sólida espiritualidad
eclesial en clave sinodal, van a salir riquísimas reflexiones y
propuestas suficientes para poder tejer un proyecto que nos lleve por un
camino pastoral común en los próximos años. Os prometo que también el
desarrollo del Plan Pastoral será de todos en su fondo y en sus
iniciativas.
Como sabéis por experiencia, está llegando la
conclusión de los trabajos de reflexión y de propuestas que se nos
pedía. Un equipo de cristianos voluntarios está recogiendo y dándole
unidad al rico y abundante material que se está recogiendo, y que será
la fuente principal de una Asamblea Diocesana y, con posterioridad, de
nuestro definitivo Plan Pastoral de los próximos cuatro años. Con todo
lo que ahora se recoja y debidamente se ordene, según un esquema
previsto, se hará un documento en el que se va a trabajar en la Asamblea
Diocesana que he convocado para valorar, enriquecer y priorizar
ACTITUDES, LEMA GENERAL, OBJETIVOS PREFERENTES, LINEAS FUNDAMENTALES DE
ACCIÓN Y ACCIONES CONCRETAS. LA ASAMBLEA DIOCESANA, en la que
participaran laicos, religiosos y sacerdotes, previamente elegidos, y
que tendrá lugar, D.m., el sábado, día 17 de junio, en el lugar y
horario que se indicará.
Previamente se os va a invitar a una
Asamblea Arciprestal, que se convocará en cada Arciprestazgo en la
primera quincena de junio, y en la que podéis compartir entre vosotros
la experiencia vivida, y también para que la conozcan los que no
pudieron participar por las razones que fueren. En esta Asamblea se
elegirán también los representantes arciprestales que participarán en la
Asamblea Diocesana.
Os invito a acoger esta invitación. Estoy
convencido de que es bueno para la Iglesia diocesana, que quiere contar
con todos en “el camino misionero de llegar a todos”.
Con mi afecto y bendición.
+ Amadeo Rodríguez Magro
Obispo de Jaén