Palabras del Obispo de Jaén en la presentación de la Misión diocesana
Queridos diocesanos:
No es este el lema, de nuestra Misión Diocesana pero muy bien podría serlo. Nosotros seguimos con el mismo que comenzamos la aventura de nuestro Plan de Pastoral, seguimos con el “sueño misionero de llegar a todos”. “Cada parroquia una misión; cada cristiano un misionero” es, sin embargo, el objetivo hacia el que quiere ir nuestra Diócesis de Jaén en este año de la evangelización. Del mismo modo que hace un año quisimos cultivar en nuestra vida eclesial la COMUNIÓN, este año nos centramos en la EVANGELIZACIÓN. Esta expresión de nuestra vida eclesial la queremos reorientar a la luz de las situaciones del tiempo presente con ilusión, fuerza, creatividad y con entusiasmo pastoral.
No es este el lema, de nuestra Misión Diocesana pero muy bien podría serlo. Nosotros seguimos con el mismo que comenzamos la aventura de nuestro Plan de Pastoral, seguimos con el “sueño misionero de llegar a todos”. “Cada parroquia una misión; cada cristiano un misionero” es, sin embargo, el objetivo hacia el que quiere ir nuestra Diócesis de Jaén en este año de la evangelización. Del mismo modo que hace un año quisimos cultivar en nuestra vida eclesial la COMUNIÓN, este año nos centramos en la EVANGELIZACIÓN. Esta expresión de nuestra vida eclesial la queremos reorientar a la luz de las situaciones del tiempo presente con ilusión, fuerza, creatividad y con entusiasmo pastoral.
Como la comunión es el modo de sentir y de hacer las cosas en la Iglesia, lo que os propongo para el Año de la Misión lo haremos todos, entre todos, siempre unidos, en comunión de fe y de vida los unos con los otros. Quien nos convoca es el verdadero artífice de la unidad, el Espíritu Santo. Sólo el Espíritu nos sitúa en la fuente de la comunión, Dios en su Trinidad Santísima, y nos señala la senda que sigue Dios en su camino hacia el hombre. Dios busca al hombre para ofrecerle su amor y su salvación eterna. Es para esa búsqueda para lo que el Padre envía al mundo a su Hijo Jesucristo. Y para que ese camino de Dios llegue al corazón de cada ser humano, el Padre y el Hijo envían al Espíritu, para que sea él quien acompañe, ilumine y fortalezca el envío de la Iglesia. En la Iglesia todos somos unos enviados, no tenemos otra vocación que no sea la de ir, la de salir a hacer lo que Jesucristo resucitado le indicó a los apóstoles: “Id al mundo entero y anunciad la buena noticia del Evangelio del Reino”.
Esa es la vocación de la Iglesia, ella existe para evangelizar, eso es lo que ha hecho siempre con mayor o menos intensidad; y nosotros en ella, como dice Francisco, somos una misión en el mundo. De esto no siempre somos conscientes y, si lo somos, no siempre aparece claro en medio de la rutina de lo que tenemos que hacer cada día. Por eso, de vez en cuando hay que activar la conciencia misionera, hay que potenciar los dos impulsos de nuestra conciencia cristiana, para que crezcan al mismo ritmo y con la misma fuerza: ¡¡DISCÍPULOS MISIONEROS!!
Esa es la vocación de la Iglesia, ella existe para evangelizar, eso es lo que ha hecho siempre con mayor o menos intensidad; y nosotros en ella, como dice Francisco, somos una misión en el mundo. De esto no siempre somos conscientes y, si lo somos, no siempre aparece claro en medio de la rutina de lo que tenemos que hacer cada día. Por eso, de vez en cuando hay que activar la conciencia misionera, hay que potenciar los dos impulsos de nuestra conciencia cristiana, para que crezcan al mismo ritmo y con la misma fuerza: ¡¡DISCÍPULOS MISIONEROS!!
Sé que no falta conciencia misionera ni en nuestro corazón ni en nuestras parroquias, y me consta que es fuerte el amor y el seguimiento de Cristo. Pero ya sabéis que el discipulado hay que cultivarlo constantemente, lo mismo que el sentido misionero. Eso nos obliga a lanzarnos de vez en cuando en la búsqueda de una conversión misionera que nos resitúe en la esencia de nuestra vocación bautismal. En definitiva, que nos ponga todos en estado permanente de misión.
Estamos aquí porque la Iglesia de Jaén, movida por el Espíritu Santo, nos propone un movimiento, en unidad de todas las parroquias, que le dé un fuerte impulso y marque una ruta a la conversión misionera en la que hoy está comprometida la Iglesia. El Obispo, consciente de que soy un instrumento privilegiado del querer de Dios y un colaborador imprescindible con la acción del Espíritu, quiere encabezar con obediencia fiel este movimiento misionero. Rezad por mí para que no decaiga en el compromiso y empeño de alentar a esta Diócesis en su compromiso evangelizador.
De momento, hoy os digo: Yo, Amadeo Rodríguez Magro, por la Gracia De Dios y de la Sede Apostólica obispo de Jaén, convoco a todas las parroquias de la Diócesis a una MISIÓN DIOCESANA. El Señor, que me ha puesto al frente de esta Iglesia me pide que llame a mis sacerdotes, corresponsables imprescindibles con mi ministerio episcopal, a los consagrados y consagradas y a todos los laicos con conciencia de ser Iglesia del Señor a que hagáis realidad el sueño misionero de llegar a todos,.
El sentido más profundo de lo que haremos lo encontraréis en una carta pastoral que acabo de escribiros con el título: ANUNCIAR LA ALEGRÍA DEL ENCUENTRO CON JESUCRISTO. En ella encontraréis los motivos del envío que os acabo de hacer. Os pido que escuchéis y acojáis la voz del Pastor Diocesano, de vuestro Pastor. Si en la Carta Pastoral encontraréis el sentido y la motivación de la Misión, el cómo lo haremos se va a presentar ahora. Es el primer diseño que siempre necesitamos tener delante para poder dar los primeros pasos. En él hay, como comprobaréis, mucha creatividad, mucha ilusión, mucha clarividencia, mucha fe y un intenso convencimiento de que hacemos lo que el Señor quiere.
Así que escuchemos con interés y también con mucha creatividad lo que nos proponen. A partir de ahora, este proyecto de misión ha de realizarse en la diversidad de las situaciones de cada parroquia, bien sean de ciudad, de pueblos grandes o de pequeñas parroquias más rurales. Os pido, por tanto, que no dejéis de pensar en todos los rincones de la Diócesis a los que habrá de llegar el anuncio de la alegría del encuentro con Jesucristo. Será en esas situaciones en las que habrá que concretar lo que hará cada parroquia en este proyecto misionero que ahora os presentamos.
El sentido más profundo de lo que haremos lo encontraréis en una carta pastoral que acabo de escribiros con el título: ANUNCIAR LA ALEGRÍA DEL ENCUENTRO CON JESUCRISTO. En ella encontraréis los motivos del envío que os acabo de hacer. Os pido que escuchéis y acojáis la voz del Pastor Diocesano, de vuestro Pastor. Si en la Carta Pastoral encontraréis el sentido y la motivación de la Misión, el cómo lo haremos se va a presentar ahora. Es el primer diseño que siempre necesitamos tener delante para poder dar los primeros pasos. En él hay, como comprobaréis, mucha creatividad, mucha ilusión, mucha clarividencia, mucha fe y un intenso convencimiento de que hacemos lo que el Señor quiere.
Así que escuchemos con interés y también con mucha creatividad lo que nos proponen. A partir de ahora, este proyecto de misión ha de realizarse en la diversidad de las situaciones de cada parroquia, bien sean de ciudad, de pueblos grandes o de pequeñas parroquias más rurales. Os pido, por tanto, que no dejéis de pensar en todos los rincones de la Diócesis a los que habrá de llegar el anuncio de la alegría del encuentro con Jesucristo. Será en esas situaciones en las que habrá que concretar lo que hará cada parroquia en este proyecto misionero que ahora os presentamos.
Invoquemos la intercesión de la Santísima Virgen, Madre adornada de preciosas advocaciones en esta que es su tierra amada, el Santo Reino de Jaén.
Úbeda y Jaén, 12 y 14 de noviembre de 2018.
Úbeda y Jaén, 12 y 14 de noviembre de 2018.
+ Amadeo Rodríguez Magro
Obispo de Jaén
Obispo de Jaén