Queridos diocesanos:
Se aproxima el día de la Iglesia diocesana, que para mí es el primero entre vosotros. Este año se nos ha ofrecido un lema que pareciera que está pensado para lo que vivimos juntos, vosotros y yo, en nuestra Diócesis de Jaén. Cuando lo leo o lo escucho me da la impresión de que me estáis diciendo: “Somos una gran familia contigo”. Os confieso que esto es lo que he sentido entre vosotros desde el primer día: que había llegado a formar parte de la gran familia que formamos el Pueblo de Dios, que camina en las comunidades cristianas que viven y comparten su fe repartidos por la histórica y bella geografía de esta gran tierra, que es Jaén.
No he tenido, por tanto, ningún dificultad para percibir y asumir que esta Iglesia que me ha acogido como a su Obispo y Pastor es una gran familia. Enseguida descubrí que de vosotros recibía todo lo que puede ofrecer una Iglesia familia; por eso, desde el primer día me puse al servicio de la fe y del amor entre nosotros. Enseguida sentí, además, dónde estaba para vosotros la fuente de lo que nos unía, supe con prontitud, al acercarme a vosotros y a vuestra vida, que éramos juntos familia de Dios.
“La Iglesia es el gran proyecto de Dios, por el que quiere hacer de todos nosotros una gran familia de hijos, en la que cada uno se sienta cerca y amado por Él” (cf. Catequesis del Papa Francisco, 29 de mayo, 2013). Es Dios mismo el que nos pone en relación a los unos con los otros y nos invita a considerar a la Iglesia como el espacio y el clima familiar en el que compartimos su vida y su proyecto de ser en el mundo simiente de su Reino. Es en esa familia en la que Dios nos da su savia vital, que es su mismo amor, esa que nos impulsa a amarlo a Él y a amar a los demás.
Por tanto, la familia que somos en nuestra Diócesis de Jaén es un proyecto de Dios, el ser familia es también un don suyo. Por eso conviene que nos preguntemos: ¿Qué hago para que de verdad la Iglesia sea mi familia? La respuesta no pueda ser otra que ponerme a su disposición para que cuente conmigo. Sólo con mi sentido de pertenencia, la Iglesia crece y se fortalece como la familia de los hijos de Dios.
Pues bien, si como os he dicho, el “contigo” del lema del día de la Iglesia diocesana lo escuchaba de vosotros y dirigido a mí; ahora permitidme que os lo dirija a cada uno de los diocesanos y que os diga a cada uno: CONTIGO, con tu disponibilidad cuenta tu Diócesis de Jaén, a la que entre todos le vamos dando Santo Rostro familiar, misericordioso y misionero, como imagen que hemos de ser de Cristo. Ninguno de nosotros ha de quedarse fuera de una Iglesia diocesana que quiere evangelizar, que quiere caminar con el sueño misionero de llegar a todos, como nos dice nuestro Plan Pastoral diocesano para este año.
El CONTIGO ha de sonarnos a todos como una llamada a la responsabilidad y como una invitación a no sentirnos jamás excluidos de las responsabilidades de nuestra familia diocesana. Por supuesto, tampoco de las necesidades que, como toda familia, tenemos para andar el camino que juntos hacemos. Por eso, con motivo de esta jornada os presentamos la memoria de nuestras actividades y ponemos a vuestra disposición el estado de cuentas de la diócesis. Os recomiendo que, al echarle una ojeada, no dejéis de veros en los números que encontraréis en el folleto informativo que se os va a dar. Esas cuentas, que son las de nuestra Iglesia familia, las de nuestra Diócesis de Jaén, significan que todo lo que hacemos lo sostenemos entre todos; significa que nuestra colaboración pasa también por la ayuda económica. En realidad esos números son los que nosotros sumamos con nuestra cooperación generosa en favor de la vida de la Iglesia diocesana.
Por eso, me vais a permitir que en esta primer día de la Iglesia diocesana que comparto con vosotros, os invite también a colaborar con una ayuda económica generosa en las muchas tareas y servicios que realizamos entre todos en la Iglesia diocesana. Pero no os olvidéis nunca de que vuestra ayuda económica es misionera, del mismo modo que lo es vuestra participación activa en la vida de la Iglesia, en cada una de vuestras parroquias.
Con mi afecto y bendición.
+ Amadeo Rodríguez MagroObispo de Jaén